...tiene mucho que agradecer a Dios. Durante la recesión más profunda que la mayor parte de nosotros ha experimentado, hemos visto la provisión de Dios.
Las reuniones de oración son concurridas y llenas de fervor. Se ven salpicadas de expresiones de gratitud a Dios por su ayuda y respuesta a la oración de fe. Salvación, sanidad y restauración han ocurrido en nuestros medios.
El crecimiento espiritual de los hermanos se hace notar a través de su participación en el estudio de la Palabra de Dios, los servicios de adoración, la cena del Señor, y en las diversas actividades de compañerismo.
El deseo de servir en la iglesia es evidente en muchos miembros. Además de las labores utilitarias, las personas se entusiasman en servir a sus hermanos que se encuentran en necesidad física, emocional o espiritual. Se escuchan palabras de fe, aliento y esperanza en Dios.
La expresión máxima de amor fraternal ha sido cuando los hermanos comparten lo que Dios les ha dado y lo hacen con discreción y alegría. Gracias a Dios por la manera tan fiel y eficaz con la que muchos no descuidan su compromiso de ofrendar y diezmar. La recompensa de su fe da testimonio abundante a todos.
Salmo 30 "11 Convertiste mi lamento en danza; me quitaste la ropa de luto y me vestiste de fiesta, 12 para que te cante y te glorifique, y no me quede callado. ¡Señor mi Dios, siempre te daré gracias!"